Cuando no se tiene una imagen delante sino un sonido, se activa la imaginación de todo aquél que escucha atentamente lo que llama su atención. Eso es lo que pretendo de cada espectador, de cada oyente cuando tengo una entrevista de radio. Procuro despertar, mediante palabras, una multitud de sensaciones dormidas que ayudan a transformar el pensamiento y la forma de actuar de aquél que desea un cambio, que estaba deseoso por oír algo diferente a lo de siempre y que se alegra de mi mensaje porque llega a entenderlo a la perfección.